La crianza compartida ya es bastante complicada, pero cuando agregas la dimensión de una familia multicultural, la complejidad aumenta aún más. Incluso si ambas partes quieren que su hijo honre la cultura del otro padre, es probable que haya malentendidos y, en algunos casos, ni siquiera existe la voluntad. Aún así, es posible crear un plan de crianza multicultural personalizado.
Independientemente de si te sientes frustrado por la falta de interés de tu ex pareja sensibilidad cultural o se pregunta si está haciendo lo suficiente de su parte, aquí hay algunos métodos y reglas a seguir.
Busca comprender primero
Muchos problemas de comunicación surgen simplemente porque las personas son demasiado rápidas para señalar con el dedo o asumir malas intenciones. La próxima vez que perciba las acciones de alguien como agresivas o incorrectas, trate de hacer preguntas en su lugar.
Es posible que tengan valores y tradiciones diferentes a las tuyas, que se derivan de su cultura; por ejemplo, es posible que te estén sermoneando acerca de que tu casa está sucia porque la limpieza es extremadamente importante para ellos, no porque sean personas críticas. .
Luego, tenga en cuenta estos matices al crear sus planes de crianza.
Tener reglas claras
Podría estar pensando que las reglas son la fuente de sus problemas en lugar de la solución y que crear más simplemente empeoraría las cosas. Pero en realidad, a menudo son las reglas tácitas las que causan conflicto: todos asumen que la otra parte está en la misma página que ellos, y surge la frustración cuando queda claro que este no es el caso.
Haga que todos los involucrados en la crianza de los hijos pongan sobre la mesa sus asuntos no negociables, como cuándo quieren pasar tiempo con los niños, las influencias que el niño debe tener y las reglas a seguir.
Si ambas partes están de acuerdo en esto, genial. Pero si resulta que algunos de los no negociables están en oposición directa entre sí, podría ser el momento de traer otro par de manos.
Prueba la mediación
Como dicen, se necesitan dos para bailar tango. No importa cuánto sienta que lo está intentando, no llegará a ninguna parte sin reciprocidad. Y ahí es donde entra la mediación.
Un mediador es un profesional capacitado que trabaja con dos partes involucradas en un conflicto y dirige un proceso confidencial diseñado para ayudarlos a llegar a una resolución. El propósito de esto no es deducir quién tiene razón y quién está equivocado, sino establecer un acuerdo de beneficio mutuo al que todos puedan adherirse.
Trabaje con un mediador que lo entienda
Entre tratar de compartir la paternidad y navegar las diferencias culturales, puede comenzar a sentir que no hay nadie que realmente lo entienda o entienda por lo que está pasando. Pero si trabaja con un mediador acostumbrado a ayudar a familias multiculturales, pronto verá que hay una luz al final del túnel.
Una profesional que cumple con todos los criterios anteriores es Donita King. No solo es una abogada-mediadora calificada, sino que también tiene experiencia directa trabajando con familias multiculturales y situaciones de crianza compartida. Si desea saber más sobre sus servicios y lo que puede ofrecer, póngase en contacto con sus oficinas legales .